miércoles, 11 de abril de 2007

martes, 27 de marzo de 2007

INTRODUCCIÓN.

He aquí unos de los grandes temas de la filosofía de todos los tiempos :elucidar en que consiste el acto de conocer, cual es la escencia del conocimiento, cual es la relación cognoscitiva entre el hombre y las cosas que lo rodean. A pesar de que es una operación cotidiana no hay un acuerdo acerca de lo que sucede cuando conocemos algo. La definición más sencilla nos dice que conocer consiste en obtener una información acerca de un objeto. Conocer es conseguir un dato o una noticia sobre algo. El conocimiento es esa noticia o información acerca de ése objeto.
La teoría del conocimiento es una doctrina filosófica. Para precisar su ubicación en el todo que es la filosofía, es necesario que antes aparezca una definición esencial de esta.
Una definición esencial de la filosofía se podría obtener atendiendo el significado de la palabra. El termino filosofía deriva del griego y quiere decir amor a la sabiduría o , lo que es lo mismo, deseo de saber, de conocer. Inmediatamente se nota que no se puede de obtener de la filosofía una definición esencial, y, por lo tanto, obligatoriamente se debe de emplear otro método.
Por ejemplo la definición de filosofía que presentan Platón y Aristóteles como ciencia pura, es respectivamente la búsqueda de la virtud o de la felicidad.
Como dice Dilthey: ¨Lo primero que debemos intentar es descubrir un objetivo común contenido en todos aquellos sistemas a cuya vista se constituyen todos aquellos sistemas de la filosofía".
Estos sistemas son los de Platón y Aristóteles, Descartes y Leibnitz, Kant y Hegel ya que en todos ellos hallaremos una inclinación en la universalidad, una orientación en la totalidad objetiva por ejemplo: el ser, la esencia, el conocimiento.
En los principios de la edad moderna retomamos los caminos del concepto Aristotélico (tiene como centro una ciencia universal del ser). Los sistemas de Descartes, Spinoza y Leibnitz, presentan la misma orientación que caracteriza al Estagirita, ya que todos tienden al conocimiento del mundo objetivo. Kant por el contrario revive el estilo Platónico (procura elevar la vida, con todos sus conceptos a la conciencia filosófica).
Es verdad que Kant en su primera manifestación surge como una teoría del conocimiento o como base crítica del estudio científico. Pero no se detiene en el ámbito teórico sino que avanza a formular la base crítica de todos los campos conocibles. Al lado de la Crítica de la razón pura, se encuentra la Crítica de la razón práctica, que aborda el tema de la valorización moral, y la Crítica del juicio, cuyo objetivo son las investigaciones críticas de los valores estéticos. Así pues, en Kant aparece la filosofía como una reflexión universal del pensamiento sobre sí mismo, como una reflexión del hombre estudioso sobre los valores de su conducta.
La supresión de todos los principios materiales y objetivos, los cuales existen indudablemente en Kant, de manera que la filosofía asume un carácter puramente formal y metodológico. Ésta postura intelectual provoca una reacción que forja un nuevo movimiento en el pensamiento filosófico, el cual vuelve a inclinarse a lo material y objetivo, constituyendo una renovación del carácter aristotélico.
Éste breve repaso de toda la evolución histórica del pensamiento filosófico, nos permite determinar otros dos elementos del concepto esencial de la filosofía. Al primero se conoce con la expresión "concepción del yo"; al segundo se le llama "concepción del universo". La filosofía es ambas cosas: una concepción del yo y una concepción del universo.
En todo conocimiento podemos distinguir cuatro elementos:
· El sujeto que conoce.
· El objeto conocido.
· La operación misma de conocer.
· El resultado obtenido que es la información recabada acerca del objeto.
Dicho de otra manera: el sujeto se pone en contacto con el objeto y obtiene una información acerca del mismo. Cuando existe congruencia o adecuación entre el objeto y la representación interna correspondiente, decimos que estamos en posesión de una verdad.
La educación en el banquillo

CONCEPTO DE PARADIGMAS.

Si bien el concepto de paradigmas (Kuhn, 1971) admite pluralidad de significados y diferentes usos, aquí nos referiremos a un conjunto de creencias y actitudes, como una visión del mundo "compartida" por un grupo de científicos que implica una metodología determinada (Alvira, 1982). El paradigma es un esquema teórico, o una vía de percepción y comprensión del mundo, que un grupo de científicos ha adoptado.

PARADIGMA INTERPRETATIVO.

Tambien llamado paradigma cualitativo, fenomenológico, naturalista, humanista o etnográfico. Se centra en el estudio de los significados de las acciones humanas y de la vida social.
Este paradigma intenta sustituir las nociones científicas de explicación, prediccion y control del paradigma positivista por las coiones de comprensión, significado y accion. Busca la objetividad en el ambito de los significados utilizando como criterio de evidencia el acuerdo intersubjetivo en el contexto educativo.
Desde esta perspectiva se cuestiona que el comportamiento de los sujetos este gobernado por leyes generales y caracterizado por regularidades subyacentes. Los investigadores de orientación interpretativa se centran en la descripción y comprensión de lo que es unico y particular del sujeto mas que en lo generalizable. Lo que pretenden es:
Desarrollar conocimiento idiografico
La realidad es dinamica, múltiple y holistica
Cuestionar la existencia de una realidad externa y valiosa para ser analizada
Este paradigma se centra, dentro de la realidad educativa, en comprender la realidad educativa desde los significados de las personas implicadas y estudia sus creencias, intenciones, motivaciones y otras características del proceso educativo no observables directamente ni susceptibles de experimentación.

PARADIGMA SOCIOCRITICO.

Esta perspectiva surge como respuesta a las tradiciones positivistas e interpretativas y pretenden superar el reduccionismo de la primera y el conservadurismo de la segunda, admitiendo la posibilidad de una ciencia social que no sea ni puramente empírica ni solo interpretativa.
El paradigma critico introduce la ideología de forma explicita y la autorreflexión critica en los procesos del conocimiento. Tiene como finalidad la transformación de la estructura de las relaciones sociales y dar respuesta a determinados problemas generados por éstas. Sus principios son:
Conocer y comprender la realidad como praxis
Unir teoria y practica (conocimiento, accion y valores)
Orientar el conocimiento a emancipar y liberar al hombre
Implicar al docente a partir de la autorreflexion

DERIVACIONES METODOLÓGICAS DE LOS PARADIGMAS DE INVESTIGACIÓN.

A nuestro entender se pueden distinguir tres metodologías de investigación que derivan directamente de los paradigmas anteriormente expuestos: la metodología científica, tradicional y la metodología critica.
Para la exposición y comparación de las características más relevantes de estas metodologías nos serviremos de los apartados esenciales del proceso de investigación:
Problemas
Diseño
Muestra
Técnicas de recogida de datos
Análisis de los datos
Interpretación
Criterios de validez de la investigación.

POSITIVISTA
INTERPRETATIVO
CRÍTICO
PROBLEMA DE INVESTIGACION
Teóricos
Percepciones y sensaciones
Vivencias
DISEÑO
Estructurado
Abierto y flexible
Didáctico
MUESTRA
Procedimientos
No determinada
Los intereses y necesidades de los sujetos determinan los grupos de investigación
TÉCNICA DE RECOGIDA DE DATOS
- Instrumentos validos y fiables
Técnicas cualitativas
Comunicación personal
ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE DATOS
Técnicas estadísticas
Reducción
Exposición
Conclusiones
Participación del grupo en el análisis
Fase intermedia
VALORACIÓN DE LA INVESTIGACION
Valoración interna y externa
Fiabilidad
Objetividad
Credibilidad
Transferibilidad
Dependencia
Confirmabilidad
Validez consensual
3.1 PROBLEMAS DE LA INVESTIGACIÓN
Positivismo.- Los problemas surgen de teorías o postulados existentes, a la
iniciativa del investigador.
Interpretativo.- Los grupos sociales son los originarios del problema que hay que investigar. El objeto del problema es conocer una situación y comprenderla a través de la visión de los sujetos.
Desde la perspectiva crítica, los problemas parten de situaciones reales y tiene por objeto transformar esa realidad cara al mejoramiento de los grupos o individuos Implicados en ella. Por tanto, los problemas de Investigación arrancan de la acción.
La selección del problema la hace el propio grupo que cuestiona la situación inicial. Esta peculiaridad la diferencia claramente de las posiciones anteriores en las que el investigador es el único que tiene el poder de decisión, tanto en la selección del problema como en el planteamiento y en la planificación de su resolución.
3.2 DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
El diseño de investigación desde la perspectiva positivista es estructurado prefijado; no admite variaciones sustanciales en su desarrollo.
En el enfoque interpretativo el diseño es abierto, flexible y emergente.
Desde el paradigma crítico el diseño de investigación se puede definir como dialéctico, se va generando a través del diálogo y consenso del grupo investigador, que se va renovando con el tiempo, convirtiéndose en un proceso en espiral.
3.3 LA MUESTRA
Positivismo.- La selección previa al estudio de una nuestra representativa cuantitativa y cualitativamente de la población de la que procede será requisito imprescindible para la generalización de los resultados. Por tanto, se utilizarán procedimientos estadísticos - probabilísticos para la determinación de esta.
Interpretativo.- La muestra se va ajustando al tipo y cantidad de Información que en cada momento se precisa. Se trabaja generalmente con muestras pequeñas y estadísticamente no representativas.
Crítica.- La muestra del estudio la constituye el propia grupo que aborda la investigación.
3.4 TÉCNICAS DE RECOGIDA DE DATOS
Positivismo.- A las técnicas e Instrumentos de recogida de datos se les exige fiabilidad y validez a fin de garantizar la objetividad de la Información obtenida.
Interpretativo.- Trabaja eminentemente datos cualitativos. Las técnicas de recogida de datos tienen un carácter abierta originando multitud de interpretaciones y enfoques. Prevalece el carácter subjetivo tanto en el análisis como en la Interpretación de resultados.
Crítico.- A pesar de utilizar procedimientos cualitativos y cuantitativos en la recogida de datos se pone un mayor acento en los aspectos cualitativos y en la comunicación personal.
3.5. ANÁLISIS E INTERPRETACIóN DE DATOS
Positivismo.- Los datos se transforman en unidades numéricas que permiten
a su vez un análisis e interpretación más exacta. Se aplican fundamentalmente análisis estadísticos que argumentan matemática y objetivamente los resultados. El análisis y tratamiento de datos ocurre después de la recogida de su recogida, teniendo un carácter estática y deductivo. Los resultados obtenidos se interpretarán en función de la hipótesis de partida
Interpretativo.- El análisis e interpretación de datos ocupa una posición intermedia en el proceso de investigación. Con él se pretende delimitar el problema, avanzar hipótesis, etc. Adopta un proceso cíclica interactivo que se convierte en el elemento clave para la generación del diseño de investigación.
Crítico.- El análisis de interpretación de datos posee algunas peculiaridades:
Participación del grupo de investigación en el análisis e interpretación de datos que se realiza mediante la discusión e indagación
Alto nivel de abstracción.
En la interpretación de datos se interrelacionan factores personales, sociales históricos y políticos.

CRITERIOS DE RIGUROSIDAD EN LA INVESTIGACIÓN

Positivismo. - Validez interna y externa, fiabilidad y objetividad son factores esenciales en la valoración de la investigación a la vez que determinan su calidad.
Interpretativo.- No existe una unanimidad de posiciones en estas cuestiones. Algunos autores apoyan sus diferencias basándose en la estrecha relación entre métodos y lógica de validación, proponiendo términos más adecuados al enfoque cualitativo:
Credibilidad, transferibilidad, dependencia, confirmabilidad. Pero, en cualquier caso, todos los autores participan de la aplicación de técnicas propias de validación, entre los que podemos destacar la triangulación, observación persístente, réplica paso a paso, etc.
Crítico.- La condición esencial para que un presupuesto sea válido es la potencia de acuerdo con los otros -validez consensual-. La validez, por tanto, recae en la acción.

El arte de pensar sin paradigmas. por Rigoberto Lanz*

Es posible "pensar sin paradigmas"? ¿Es posible "vivir sin paradigmas"? Tal vez este tipo de interrogación pueda parecer un tanto retórica pues la respuesta automática debería ser "No". No, si se entiende paradigma como lo quiere el amigo Edgar Morin: "Todo supuesto respecto de la vida misma". Si paradigmas son los supuestos con los cuales pensamos, hablamos y nos comunicamos; si el lenguaje mismo ya es un supuesto, entonces, obviamente no se puede ni vivir, ni pensar sin paradigmas.
Pero si paradigma no es solamente eso, como lo sugiere Edgar Morin, entonces la pregunta es menos retórica. Y si ya nos situamos en este comienzo del siglo XXI, unos de los rasgos más distintivos de la época que nos toca vivir es que, en efecto, ciertos paradigmas ya no sirven para pensar, ciertos paradigmas que nos acompañaron durante largas décadas, siglos incluso, ya no están en condiciones de pensar el mundo, ya no sirven para explicar el mundo, para guiar nuestras conductas en el mundo en que estamos.
Entonces, yo diría un tanto eclécticamente que si bien es cierto que no podemos pensar sin supuestos, no podemos vivir sin supuestos (los supuestos nos acompañan siempre), hay muchos de ellos, convertidos en fuertes paradigmas de la civilización, que están hoy en decadencia, hechos añicos, en crisis. Y por allí comienza, justamente, esta reflexión.
Quisiera introducir entonces la pregunta de si es posible pensar sin paradigmas, interrogando la propia idea de la crisis de paradigmas, que es una de las expresiones más recurridas, probablemente, en el vocabulario académico hoy por hoy: "Crisis de paradigmas". Vivimos una "Crisis de paradigmas". Pero, ¿qué quiere decir "Crisis de paradigmas"? ¿A qué se refiere la metáfora misma de "Crisis de Paradigmas"?
Por lo menos me gustaría invitarles a pasear un poco por unos tres síntomas de la idea misma de crisis. Para comenzar, como ustedes bien saben, (porque seguramente han transitado previamente por estos territorios del mundo epistemológico, de la reflexión sobre el conocimiento), la idea de crisis está presente de forma abrumadora en todos los discursos. Hasta el punto de que es un concepto especialmente banalizado. Casi no dice nada, porque todo se nombra con la palabra "crisis". Por lo tanto, caracterizar una época, un momento, un paradigma en clave de crisis, no transmite de inmediato nada al lector; por el enorme poder tivializador que tiene un uso abusivo de esta palabra "crisis".
Así, nos exponemos con la expresión "Crisis de Paradigmas" a no decir nada, o a decir muy poco, puesto que la representación que le sigue a esta expresión está cargada de imágenes de todo tipo. Entonces habría que resemantizar un poco la idea de crisis y ponerla a decir algo. Y justamente de eso se trata. Me gustaría marcar una idea central respecto a la idea de crisis, que nos permita manejamos mejor con la noción de "crisis de paradigma", y se trata en efecto, de una crisis con "C" mayúscula. Es una crisis que está nombrando el punto de inflexión de una lógica civilizatoria. Es una caracterización que quiere poner el centro de atención, no en éste o aquél aspecto de detalle, de tal o cual saber, disciplina o ambiente cognoscitivo, sino en el propio centro fundacional de una civilización. Nada más y nada menos.
Estamos diciendo que la Modernidad, (con "M" mayúscula), es decir, una civilización, tiene tres o cuatro siglos instaurando y realizando un modo de ser, de pensar, de producir y de reproducir la vida, el hombre, la humanidad. Esa Modernidad ha entrado en crisis. ¡Ah! Si lo que está en crisis es una civilización, su lógica fundante, sus conceptos pivotes fundamentales, entonces no estamos hablando para nada de una "crisis de crecimiento", de un accidente, de una aceleración repentina, de una coyuntura inconveniente, de una anomia reparable; estamos hablando de una convulsión en la médula fundacional de la civilización que gobierna el globo terráqueo desde el siglo XVI en adelante, sobre manera, a partir del siglo XVIII.
Es la Modernidad toda la que ha entrado en crisis. Es decir, es una civilización, es una lógica, es un modo de entender al mundo, es una manera de organizar la vida en ese mundo, etc. Sólo sobre este punto obviamente habría que hacer un largo Seminario.
Habría que tomar nota de las enormes posibilidades de una investigación detallada sobre estos problemas. Ese no es el caso, por ahora. Para los fines de este texto ya basta con afirmar que la crisis de la que hablamos es una situación límite, insisto, que está colocando el propio modo de entender el mundo contemporáneo en un desideratum y cuestiona, entonces, los propios fundamentos que dieron pie a toda una civilización que se desarrolla sobre manera a partir del siglo XVIII, el XIX, el XX.
Crisis que dejará exhausta a esta manera de entender el mundo (a este "meta-relato" como gustaba decir a J.F. Lyotard). Por tanto, si esa es la crisis de la que hablamos, entonces crisis de paradigmas no es un concepto trivial, no es una idea que socorre de manera accidental las anomias de una cultura. Es un concepto esencial para entender justamente "por dónde van los tiros", por dónde va, justamente, la investigación de hoy para reinventar el mundo, para poder colocarnos en condiciones de entender la fenoménica de este mundo que nos agobia por su complejidad, por su magnitud.
En segundo lugar, (respecto a las tres grandes señales de la idea de crisis) yo creo que entró en crisis todo. Digamos que no hay ningún escenario, esfera, componente de la vida material o espiritual, que no haya entrado en crisis. Pero me gustaría marcar justamente la idea de crisis de fundamentos y, en especial, una cadena de conceptos fundacionales de esta Modernidad, que tienen que ver con la idea de razón, encadenada con la idea de ciencia, encadenada con la idea de progreso, encadenada con la idea de Sujeto, encadenada con la idea Historia, encadenada también con la idea de educación.
Quisiera sostener claramente que el concepto de "educación" fundado por la Modernidad, el único concepto de educación que vale la pena discutir, está en bancarrota. La educación es una hija privilegiada de la razón Moderna. La educación es hija de la ciencia, la educación es hija del concepto de progreso. La educación es hija del sujeto histórico. Sin estos conceptos matrices la idea de educación no tiene sentido. Educación es el modo como la Modernidad entendió la forma de reproducir una cierta idea de la razón occidental, de la razón Moderna; de la razón del progreso, de la historia centrada, del progreso que viene, de la técnica convertida, digamos, en materialización de la ciencia. En fin, toda una constelación conceptual y categorial, sin la cual la idea de educación se desvanece.
La vieja imagen de paradigmas enfrentados (el marxismo enfrentaba al positivismo, el estructuralismo enfrentaba al funcionalismo) ya no se sostiene. Estos son micro-enfrentamientos, guerras secundarias, en comparación a la idea de que el gran paradigma de la ciencia occidental es el que ha entrado en crisis, el que ha colapsado, el que ha hecho aguas. Y esa crisis tiene que ver, insisto, no con una disfunción, no con una anomalía de una categoría que no funciona, no con un cortocircuito entre conceptos o con una falla de una teoría respecto a otra.
Lo que está en crisis es la propia lógica fundacional del paradigma que nos permitía pensar. Lo que está en juego, entonces es, como dice Edgar Morin en varios de sus libros, todo un modo de pensar. Lo que nombra la figura de crisis de paradigmas es el agotamiento de una manera de pensar, crisis de una lógica de pensamiento; crisis de una racionalidad fundante de la propia manera de entender el mundo, de comprenderlo, de explicarlo.
Por tanto, ese modelo de explicación que habita de forma privilegiada en el espacio escolar también mostrará sus límites en este ámbito particular. La escuela es el ambiente simbólico por excelencia para ilustrar una cultura, el lugar privilegiado donde se pone en evidencia el modo como se piensa el mundo. Ese entendimiento del mundo, esa circulación de saberes, esos conocimientos que pueblan las redes semióticas, que circulan en los entramados intersubjetivos, que habitan el espacio de la escuela y de al universidad, son expresión crucial de la racionalidad misma de la civilización Moderna. Estamos diciendo que la herencia de estos tres siglos de ese espacio llamado universidad, del espacio escolar en su conjunto, ha entrado en crisis.
Y en tercer lugar, la señal con la que quiero concluir esta idea de crisis es -en la imagen original de este concepto- como posibilidad. La crisis es también una oportunidad en la acepción que está en antiguas tradiciones; la crisis es siempre una oportunidad; no es un concepto forzosamente negativo; para nada es una idea luctuosa, que nos haga resignar y encoger. Es un concepto siempre cargado de una doble significación. Que algo entre en crisis... ¡bienvenido!
Que algo está en crisis es porque cosas buenas pueden pasar. Yo quisiera pensar, entonces, que la crisis a la que me refiero y la crisis de paradigmas, en particular, es una buena noticia, es algo de lo cual hay que contentarse, es una señal positiva de que algo va a ocurrir.

Paradigmas en crisis de la cuestión social en América Latina

La crisis paradigmática que atraviesa a las ciencias sociales en el marco de los desafíos planteados por las novedades que plantea la "cuestión social" en América Latina es el tema a analizar
Para ello, en primer lugar, se analiza comparativamente los problemas y magnitudes que la cuestión social plantea en Europa y América Latina. El grado de desarrollo del Estado de Bienestar en ambos continentes se analiza como uno de los ejes de la comparación.
Luego, se reflexiona sobre la necesidad de unas ciencias sociales críticas en América Latina y el "acoso" a que son sometidas en el marco de las exigencias del sistema hegemónico vigente.
Algunos conceptos o categorías elaborados o resignificados en la región son objeto de análisis a nivel indicativo de los elementos y modalidades que debe asumir la construcción y re-construcción paradigmática. Escuchar la voz-grito de las comunidades victimadas es un punto de partida imprescindible en este proceso.
La cuestión social es el drama de esa parte de la humanidad que es excluida históricamente de los diferentes procesos y proyectos hegemónicos. Los mecanismos y esfuerzos que desde el propio sistema se hacen para hacer "re-ingresar" a esa masa a las redes e instituciones sociales, económicas, políticas, culturales, etc. son parte de las distintas "respuestas" que se han ido ensayando para resolver este problema.
La crisis paradigmática en el ámbito de las ciencias sociales es un hecho que hace tiempo se viene planteando tanto en los debates académicos como en las investigaciones que se llevan a cabo. Las profundas transformaciones acaecidas en lo que genéricamente se denomina "la cuestión social" explican en parte esta crisis. Es por ello que un paso inicial para la comprensión del alcance, características y magnitud de la crisis de paradigmas es analizar brevemente el contenido de las transformaciones en torno a la cuestión social.
La cuestión social en el ámbito de las ciencias sociales europeas hace referencia al pauperismo y la miseria generada en los comienzos de la revolución industrial en Europa. Estos problemas se convirtieron en un verdadero desafío, en tanto la ideología del progreso que acompañaba y sustentaba este proceso industrializador se daba de bruces con el hecho de que una parte mayoritaria de la sociedad, lejos de beneficiarse del "progreso", parecía más bien padecer sus consecuencias negativas. Es decir, desde sus inicios la revolución burguesa genera explotados y excluidos, para los cuales la noción de progreso se asemeja más a una burla macabra, que a una realidad en construcción.
De este modo, en las sociedades burguesas europeas del siglo pasado comienza a perfilarse lo que sería el gran tema de la sociología hasta nuestros días, conocer y, eventualmente, proponer "soluciones" a los problemas planteados por la cuestión social. En parte este objetivo se consigue a lo largo de este siglo. La incorporación de amplios contingentes a lo que se ha dado en llamar "sociedad salarial", acompañado de una cobertura social (seguridad social) y los derechos sociales asociados a la condición de trabajador/a asalariado/a. A esta importante transformación debe anexarse la construcción de un Estado Social que es a la vez garante y dinamizador de este "equilibrio" de clases surgido de la posguerra
A partir de la década del setenta el rasgo excluyente pasa a ser la nota principal en la dinámica socioeconómica. Desempleo, precariedad laboral y pobreza se convierten en los elementos distintivos de la cuestión social.
En el plano de las relaciones de poder internacionales, la desaparición de la bipolaridad, la globalización de la economía y demás áreas sociales, la desintegración de la ex-Unión Soviética y el fracaso del socialismo en los países de Europa del Este; allanan el camino hacia la hegemonía del pensamiento neoliberal. En este marco, si bien el Estado Social no desaparece, se debilita y deja de actuar en diferentes ámbitos. Una "nueva cuestión social" aparece en el horizonte de la Europa del "Bienestar": la vulnerabilidad de después de las protecciones
En América Latina se hicieron algunos intentos de construcción de un Estado de Bienestar, con mayores o menores grados de "éxito" dependiendo de cada país y sus particular estructura socioeconómica y sus respectivas capacidades económicas. Este proceso se llevó a cabo con la ambigüedad y las marchas y contramarchas impuestas por las limitaciones y dificultades propias de países pobres y dependientes. Aun así, lo más grave es que este Estado Social mínimo, incipiente, precario, defectuoso y deficitario se desmanteló de forma rápida y radical a partir de la década del setenta y aún con mayor virulencia a partir de la década del 80, en el marco del auge del modelo neoliberal-conservador a lo Reagan-Tatcher y la crítica situación de las economías de la región desatada por la crisis de la deuda externa en 1981-82.
Esto quiere decir, entre otras cosas, que si, en América Latina durante esa época había una intencionalidad política de incluir a los sectores sociales tradicionalmente excluidos, como parte de proyectos políticos que genéricamente recibieron el nombre de nacional-populares, hoy esta intención y esta promesa se han roto.
Ni Estado ni mercado prometen "hacerse cargo" de los sectores excluidos, he aquí el drama de la cuestión social en América Latina. He aquí también la ruptura del andamiaje teórico-político con que se solía abordar el problema de los pobres, las víctimas, los excluidos, etc. He aquí, en síntesis, todo el tema y el problema que se presenta a las ciencias sociales en la región.
Según lo que venimos planteando, queda claro que la "cuestión social" en América Latina tiene un dramatismo y una envergadura que la hace prácticamente incomparable con Europa. Las víctimas están más desamparadas que nunca. Se trata de un verdadero proceso de retroceso. La pobreza, la miseria y la imposibilidad de reproducción, producción y desarrollo de la vida humana de la comunidad formada por las víctimas del sistema vigente de dominación y exclusión (Dussel, 1998) lleva a pensar en formas de articulación reales entre los intelectuales que escuchan este grito de las víctimas y la propia comunidad de las víctimas.
Se comprenderá que el planteamiento del problema general de la situación actual de las mayorías excluidas en América Latina reivindicado como tema central de una ciencia social crítica y una teoría crítica es minoritario y sospechado de ideologismo y falta de "cientificidad". Nosotros sostenemos, con el fundamento "estadístico" que nos da el hecho de una mayoría sumida en condiciones de pobreza y miseria y/o que debe luchar en algún "frente de exclusión o excluyente", que este es precisamente "el" tema de las ciencias sociales hoy en América Latina. No desconocemos que esto entra en clara confrontación con quienes descreen de la "centralidad" de este problema, considerándolo como "poco pertinente" para las ciencias sociales en un nuevo siglo marcado por la globalización y el fin de la bipolaridad.
Otro tema central es el debate acerca del rol que debe tener en esta etapa el Estado. El descrédito de éste como agente organizador del proceso económico y social ancla sus raíces también en la soledad del discurso neoliberal. Esto no quiere decir que el Estado tal y como venía funcionando en la década del ochenta fuera viable y eficiente. Pero lo que no puede desconocerse es que no ha habido un proceso de debate en las sociedades para ver qué hacer con el Estado, qué tipo de Estado es el que se necesita y el que se puede construir. Se ha dado el salto hacia el vaciamiento del Estado con la excusa de que de este modo se garantizaría mayores niveles de eficiencia y equidad. Lo que no puede desconocerse es el dato real de los sectores que resultan más perjudicados por esta retirada del Estado son los pobres y empobrecidos o nuevos pobres, para los cuales, en la mayoría de los casos, no existe otra alternativa que demandar los servicios y prestaciones públicas para intentar satisfacer sus necesidades más básicas.
La derrota política de los proyectos nacional-populares (Uruguay y Argentina son claros ejemplos de este tipo) y socialistas, inspirados en el paradigma marxista, se relaciona estrechamente con la crisis paradigmática que vive la región. La perspectiva adoptada aquí sugiere la necesidad de revisar histórica y políticamente las modalidades de construcción de estos proyectos a fin de rastrear las posibles causas de su derrota. Con lo cual se está diciendo que son este tipo de proyectos y los paradigmas en los que se inspiran los que contienen una voluntad de transformación de la realidad socioeconómica con fines de inclusión e integración social. Es la preocupación por los pobres, los excluidos, los marginados, las "víctimas" de un "estilo" de desarrollo la que ha dado fundamento a estos proyectos.
Si por paradigma entendemos una forma de plantear y resolver problemas, nos dice González Casanova (1998), la crisis de hoy abarca tanto a los principales paradigmas de la investigación científica como a los principales paradigmas de la acción política. A la crisis del estructural-funcionalismo y de la filosofía empirista se añade la crisis del liberalismo, de la socialdemocracia, del comunismo, del nacionalismo-revolucionario y del neoliberalismo. Teniendo en cuenta la magnitud de esta crisis propone analizar la formación de conceptos sociopolíticos desde América Latina. Así, reflexiona sobre las condiciones del surgimiento y desarrollo de ideas y categorías tales como: independencia política, revolución, progreso, marginación, centro-periferia, dependencia, explotación, pedagogía del oprimido, teología de la liberación, democracia, imperialismo, colonialismo, etc.
Todos estos conceptos hablan de unas ciencias sociales que se duelen del dolor del otro, es decir, que su mirada no está puesta en el "equilibrio" sino en la transformación, no es la "sociedad ideal" (al estilo weberiano) la que es objeto de la reflexión sino la realmente existente, la que debe transformarse, la que puede transformarse (teniendo como horizonte lo utópico, que a través de lo "imposible" construye lo "posible"). Las ciencias sociales que construyen, fundamentan y asumen estas categorías de análisis (y otras, ya que la lista no es exhaustiva, sino indicativa) parten, en una primera instancia, de un asombro ante la pobreza (Briceño León y Sonntag, 1998), la miseria, la exclusión y la victimación sistemática (que es el dato de partida con el que debe "contarse" en una aproximación a las sociedades latinoamericanas). Este primer "asombro", que dice todo lo que de no-natural tiene la existencia de víctimas; se transformará, luego, en compromiso y responsabilidad ante el "dolor interpelante del otro".
El proceso de concientización que Freire describe en su "Pedagogía del Oprimido", significa justamente llegar hasta las "últimas consecuencias" en el proceso de escuchar la palabra (grito) del otro, asumirlo como propio, descartando cualquier tentación de vanguardismo-paternalismo. Estar, ir, pensar, actuar con el otro, no por el otro, nunca en su lugar. Esta mirada también supera el espontaneísmo que apuesta a la "agudización de las contradicciones" (profundización de la injusticia, exclusión y victimación) como mecanismo transformador de la sociedad.
La teoría de la dependencia y todas las cuestiones que despierta es otro indicador de los modos de reflexión críticos con que América Latina se ha pensado. El proyecto de liberación, los sujetos protagónicos, los modos de resistencia y transformación que se requieren, las posibilidades de transformación, la imagen de una nueva sociedad posible, fueron entonces también temas pertinentes de unas ciencias sociales situadas y posicionadas que desde la conciencia de la dependencia como dominación plantean una crítica al sistema hegemónico vigente nacional y mundial.
Estos conceptos elaborados o re-elaborados desde América Latina son una contundente invitación a sospechar del "callejón sin salida" que propone con gran maniqueísmo el neoliberalismo. Aquí sólo podremos dejar señalada (de modo indicativo) toda la importante línea de investigación-revisión que se requiere para el proceso de construcción de nuevos paradigmas.
Queremos enfatizar la idea de que la construcción de paradigmas es siempre un proceso abierto, inacabado, permanente, en constante diálogo con realidades cambiantes. Es decir, que de poco sirven para estos casos las pretensiones escolares de "fundar" de ahora en adelante un nuevo paradigma. Además, no es un tema menor el "modo" en que este proceso de construcción y re-construcción paradigmática se lleva a cabo. Una condición inicial es, a nuestro juicio, la participación directa, activa, primaria, de pleno y principal derecho de las comunidades victimadas. Nada nuevo podrá construirse desoyendo la voz-grito de los que el sistema hegemónico excluye y el nuevo paradigma pretende incluir. Es justamente esta voz-grito la que a través de su denuncia abre nuevas posibilidades teórico-políticas en términos de designación y comprensión de nuevas y viejas modalidades de exclusión.
Generar alternativas teóricamente competentes, económicamente viables y políticamente incluyentes es el desafío que se presenta para la región. Cruzarse de brazos supone avalar explícita o implícitamente el pensamiento y la política neoliberal. El neoliberalismo ha demostrado en más de dos décadas de aplicación que significa una opción concentradora y excluyente, incapaz de integrar a la mayoría de la población.
La antinomia "liberación o dependencia" fue uno de los ejes de la movilización popular en América Latina. Si bien hoy este eje se halla "desactivado", esto no quiere decir que en términos "reales" haya perdido vigencia. Sobre el tema de la liberación Enrique Dussell (1998) señala que el juicio dominante de la opinión pública filosófica sostiene que la "liberación" debería dejar lugar a acciones reformistas, posibilistas. A pesar de todo esto, y contra lo que muchos opinan, pareciera que la antigua sospecha de la necesidad de una ética de la liberación desde las "víctimas", desde los "pobres" de la década del sesenta, desde la "exterioridad" de su "exclusión", se ha confirmado como pertinente en medio del terror de la espantosa miseria que aniquila a buena parte de la humanidad a finales del siglo XX, junto a la incontenible y destructiva contaminación ecológica del planeta Tierra"
La construcción de un nuevo paradigma teórico-político deberá partir de la pertinencia y la necesidad de contar con un proyecto y una praxis de liberación para América Latina.

DE LA SIMPLICIDAD A LA COMPLEJIDAD

Desde el nacimiento de la ciencia moderna hasta casi nuestro siglo reinó el paradigma de la simplicidad. El exponente máximo de este paradigma fue la dinámica de Newton, siguiendo su ejemplo todas las explicaciones debían ser económicas, expresadas en leyes deterministas, basadas en modelos ideales . La mecánica newtoniana fundamentaba su poder en el metodo analítico, en la búsqueda de unidades fundamentales y el estudio de su comportamiento, para luego por ensamblaje de partes explicar el comportamiento del conjunto. El siglo XIX inauguro los grandes problemas conceptuales que iban a eclosionar en el nuestro. Darwin desarrolló la Teoría de la Evolución, en Francia Fourier crea la nueva ciencia del calor que llevará al desarrollo del concepto de entropía y la flecha del tiempo.( Ver recuadro).
En nuestro siglo, la biología y las ciencias sociales y tambien la física, necesitaron explicar el cambio, la transformación y la complejidad. El marco conceptual newtoniano no permitía abordar estas problemáticas ya que los paradigmas son para los científicos como los expedientes para los jueces, lo que no figura allí no está en el mundo En este contexto Ludwig von Bertalanffy, un biologo centrado en la elaboración de conceptos que pudieran explicar el comportamiento del organismo como un todo, crea la Teoría General de los Sistemas, en 1945. La Dra. Dora Fried Schnitman explica en su libro " Aspectos Culturales en Terapia Familiar. Un Modelo Sistemico " cómo los trabajos de Bertalanffy confluyeron con otros desarrollos paralelos que, desde distintas perspectivas, se estaban planteando el problema de la complejidad: " Durante este período se publicaron, casi simultáneamente, el trabajo de Wiener sobre Cibernetica ( 1948 ), los trabajos sobre teoría de la comunicación de Shannon y Weaver ( 1949 ) y sobre la teoría del Juego de von Neumann y Morgenstern ( 1949 ). Todas estas teorías compartían un interes por estudiar objetos complejos con metodologías no reduccionistas ".
Diferentes líneas de investigación han enfatizado diversos aspectos de la teoría de sistemas, pero todas ellas aceptan el dictum aristotelico : el todo es más que la suma de las partes. Esto se aplica tanto al organismo de los seres vivos, como al comportamiento individual, familiar o social, a los sistemas de comunicación, incluidos los lenguajes y en general a todo sistema complejo. Es por esto que la teoría general de sistemas es de naturaleza interdisciplinaria, o mejor aún transdisciplinaria, ya que remite a características muy generales que comparten sistemas muy diversos y esto nos lleva a comprender porque existen diferentes enfoques de la perspectiva sistemica como la cibernetica, la teoría de autómatas, la de la información, la de control, la de conjuntos, la de grafos y redes, la de juegos y decisiones, la matemáticas relacionales, la computación y muchas otras.
La Teoría General de los Sistemas, rompe con el paradigma newtoniano de simplicidad y analiticidad para plantearse problemas relacionados con la complejidad e interacción. Desde sus inicios el movimiento sistemico ha sido consciente del cambio conceptual que estaba proponiendo, la investigación ha estado ligada siempre a la reflexión epistemológica, cuestionando la omnipotencia del metodo analitico, fijando el foco de atención en las redes de relaciones, más que en los elementos; en los bucles de retroalimentación más que en la causalidad lineal y unidireccional.
Bertalanffy,cuestionando la teoría del conocimiento del positivismo lógico, decía : la percepción no es un simple reflejo de las " cosas reales "( sea cual fuere su status metafísico ),y el conocimiento no constituye una mera aproximación a la " verdad " o " realidad ", sino una interacción entre cognoscente y cognoscendo, que depende de una gran variedad de factores biológicos, psicológicosm culturales, linguisticos . Desde la perpectiva sistemica el centro de gravedad de la investigación pasa por los modelos de interacción, irreductibles, complejos, multicausales y no lineales, en sistemas abiertos.Bertalanffy eligió intuitivamente a los sistemas abiertos- que intercambian materia, energía e información con el medio- como modelo general y la investigación posterior confirmó las ventajas de esta decisión ya que la Teoría de Sistemas Abiertos guarda múltiples relaciones con la cinetica química en sus diversos aspectos, desde los teóricos hasta los tecnológicos; con la termodinámica de procesos irreversibles de Prigogine, con la fisiología y tambien con las ciencias sociales, otorgando a la Teoría un alto grado de conexiones y generalidad.
Ilya Prigogine, por su parte, rompió con el paradigma de la simplicidad siguiendo la lógica interna de sus investigaciones con sistemas lejos del equilibrio que lo obligaron a desarrollar nuevas categorías conceptuales para abordar los problemas de la complejidad, la tranformación y la evolución de los sistemas que estudiaba. Tanto la preocupación por la problemática glogal de la complejidad como su interes en la reflexión epistemológica llevaron a un acercamiento entre Prigogine y los sistemicos que fue el punto inicial de un fructífero intercambio que llegará a su madurez en el siguiente período evolutivo de la Teoría de sistemas.

Donde se contraponen los supuestos del paradigma de la simplicidad (orden, causalidad lineal, disyunción y reducción) a los del paradigma de la complejidad (azar, desorden, causalidad circular, auto-organización, autonomía, heteronomía) y se introducen las nociones de incertidumbre y caos.

El mérito central de la Teoría de la Complejidad como método es el "pensamiento relacional". Esta es una de las características distintivas del trabajo de Morin. El método consiste en el aprendizaje del pensamiento relacional. Pero el mismo método no es simplemente un pensamiento, sino una actitud general hacia el mundo, la naturaleza, la vida, en resumen, hacia el propio conocimiento, hacia el tipo de relaciones políticas que establecemos con el mismo conocimiento.

En el proceso de observación inscrito en los fundamentos de la ciencia clásica se considera al sujeto cognoscente como un observador neutro, separado del objeto y despojado de sus emociones, intereses y creencias. Desde este paradigma, el objeto por conocer, es entendido de forma múltiple y diversa, tan múltiple y diversa como las disciplinas que lo abordan, y aún más, en el interior de cada disciplina se presentan divergencias para entenderlo. En neuropsicología el sujeto es biológico; en historia, sociología, antropología y psicología es social; en psiquiatría es individual, en psicoanálisis es sujeto del inconsciente, etc. El descubrimiento de los límites del conocimiento nos indica que el conocimiento de los límites del conocimiento forma parte de las posibilidades del conocimiento y realiza esta posibilidad. Nos conduce a edificar un metapunto de vista, el del conocimiento del conocimiento, considerándose a sí mismo en sus principios, reglas, normas, enfoques y posibilidades, al mismo tiempo que considera su relación dialógica con el mundo exterior.

Las ciencias sociales y humanas, siguiendo el paradigma de la ciencia clásica, han guiado su proceso de indagación y construcción del conocimiento a través de normas y métodos específicos. De esta manera el objeto de las ciencias sociales se ha hecho dimensional a concepciones del mundo ligadas a posturas idealistas, materialistas o combinación de ambas con distintas propuestas para su quehacer y descripción, como son los criterios de validez del conocimiento en ciencias sociales: validez igualada al proceso de comprobación en el enfoque empírico positivista, validez equiparada a la coherencia del discurso en el enfoque hermenéutico y validez igualada al proceso de adecuación de la explicación a la realidad social en el enfoque materialista.

El saber contemporáneo se presenta al observador como una torre de babel, cuya multitud de objetos, métodos, posiciones, perspectivas, teorías, concepciones sobre el mundo y lenguas en las que se describen unos y otras, convierten el panorama en algo complejo. Situación que se deriva del mismo proceso de la construcción del conocimiento en la ciencia occidental y de las formas de adopción-adaptación del conocimiento social en los observadores.

Esta es la crisis de los paradigmas que dentro del Pensamiento Complejo, de Edgar Morin, son analizados a lo largo y ancho de toda la Historia de la Filosofía y de la Ciencia.

El sujeto necesita objetividad para evitar los errores de la acción. La computación objetiva vendría siendo el correlato del ethos subjetivo. El sujeto necesita del objeto, lo crea y para que el sujeto sea nutrido de objetividad, es el cómputo individual el que por sí mismo crea la disyunción ontológica y la interacción complementaria sujeto/objeto. El objeto nace al mismo tiempo que el sujeto que lo constituye. En este sentido, el sujeto produce al objeto. Pero como el sujeto necesita objeto, objetividad y objetivos, como necesita conocer objetivamente lo que trata, organiza y manipula, comenzando por los constituyentes de su propio organismo, se puede decir que el objeto produce también al sujeto.

De ahí que la idea de un sujeto que sea capaz de conocer a partir de un esfuerzo lógico-epistemológico, de objetivarse frente a lo real sin reducir su conocimiento a opciones teóricas o valóricas, sea una idea que supone complejizar la relación de conocimiento, incorporando las mediaciones desde las cuales se construye la objetivación.

La traducción de lo real mediada por un observador en símbolos/signos, lenguajes y discursos constituye la realidad. Como dicen Morin, finalmente nuestra única realidad inmediata es nuestra representación de la realidad, y nuestra única realidad concebible es nuestra concepción de la realidad. Los procesos de aprehensión, comprensión y descripción están sujetados al orden simbólico, a la cadena de representaciones (1), sujeciones y órdenes que varían de acuerdo con las sociedades históricas, a las culturas, a sus sistemas de modelización primarios, a los grupos sociales y hasta a los individuos, dado que cada percepción individual depende de su vivencia marcada. El orden simbólico, que se configura dentro de órdenes socio-históricos y noéticos definidos, constituye el mundo de las representaciones, las nociones y los conceptos, los cuales poseen su propia diversidad en niveles de los que emerge el lugar y la relación sujeto-objeto, el aquí y el ahora del conocimiento.

Lo anterior nos permite entender cómo se representa la relativización del Sujeto y el Objeto de acuerdo a los órdenes simbólicos que constituyen diversas maneras de concebir y percibir el mundo. Como dice Morin, el conocimiento humano es la traducción de la percepción del mundo real a partir de los símbolos, de la percepción de los discursos y teorías que los seres humanos en sus conversaciones sobre el mundo y sus estados, infieren y/o conciben como eventos, leyes, fenómenos, sistemas, etc. Procesos que implican computaciones y cogitaciones mediatizadas por las informaciones, representaciones y expectativas que la vida en sus quehaceres conlleva, posibilita y obstaculiza.

Entre estas mediaciones, una que es central es la del lenguaje como universo de significación. Esta es una mediación inevitable que hay que reconocer en tanto que prefigura recortes, horizontes de lo pensable, y también respuestas. El problema radica en que la realidad de un fenómeno puede estar exigiendo muchos significantes y no sólo aquél que designa de manera unívoca a cierta realidad.

La noción de sujeto, según la definición multidimensional que he dado (a la vez organizacional, lógica, ontológica, existencial), puede y debe ser generalizada en todos los niveles de individualidad que se han constituido en el universo viviente, es decir, en el segundo grado de los seres policelulares (y particularmente en los individuos del segundo tipo del reino animal) y en el tercer grado de las sociedades de insectos y las sociedades humanas. El sujeto emerge de la auto-(geno-feno-ego)-eco-re-organización, no como epifenómeno tardío, sino como foco lógico, organizacional, computante, práxico, etológico existencial del ser fenoménico o individuo (Morin 1983:320).

La entrada del sujeto en las ciencias sociales contemporáneas requiere entenderlo como parte del mundo, verlo en su historia y sus transformaciones culturales, comprehenderlo, comprenderlo y describirlo como "unitas múltiples" que es a la vez físico, biológico, social, lingüístico, psíquico, cultural, etc., capaz de realizar dos actividades procesuales que le permiten las relaciones y actuaciones consigo mismo y con el entorno: computación y cogitación.

El mérito central de la Teoría de la Complejidad como método es el "pensamiento relacional". Esta es una de las características distintivas del trabajo de Morin. El método consiste en el aprendizaje del pensamiento relacional. Pero el mismo método no es simplemente un pensamiento, sino una actitud general hacia el mundo, la naturaleza, la vida, en resumen, hacia el propio conocimiento, hacia el tipo de relaciones políticas que establecemos con el mismo conocimiento.

En el proceso de observación inscrito en los fundamentos de la ciencia clásica se considera al sujeto cognoscente como un observador neutro, separado del objeto y despojado de sus emociones, intereses y creencias. Desde este paradigma, el objeto por conocer, es entendido de forma múltiple y diversa, tan múltiple y diversa como las disciplinas que lo abordan, y aún más, en el interior de cada disciplina se presentan divergencias para entenderlo. En neuropsicología el sujeto es biológico; en historia, sociología, antropología y psicología es social; en psiquiatría es individual, en psicoanálisis es sujeto del inconsciente, etc. El descubrimiento de los límites del conocimiento nos indica que el conocimiento de los límites del conocimiento forma parte de las posibilidades del conocimiento y realiza esta posibilidad. Nos conduce a edificar un metapunto de vista, el del conocimiento del conocimiento, considerándose a sí mismo en sus principios, reglas, normas, enfoques y posibilidades, al mismo tiempo que considera su relación dialógica con el mundo exterior.

Las ciencias sociales y humanas, siguiendo el paradigma de la ciencia clásica, han guiado su proceso de indagación y construcción del conocimiento a través de normas y métodos específicos. De esta manera el objeto de las ciencias sociales se ha hecho dimensional a concepciones del mundo ligadas a posturas idealistas, materialistas o combinación de ambas con distintas propuestas para su quehacer y descripción, como son los criterios de validez del conocimiento en ciencias sociales: validez igualada al proceso de comprobación en el enfoque empírico positivista, validez equiparada a la coherencia del discurso en el enfoque hermenéutico y validez igualada al proceso de adecuación de la explicación a la realidad social en el enfoque materialista.

El saber contemporáneo se presenta al observador como una torre de babel, cuya multitud de objetos, métodos, posiciones, perspectivas, teorías, concepciones sobre el mundo y lenguas en las que se describen unos y otras, convierten el panorama en algo complejo. Situación que se deriva del mismo proceso de la construcción del conocimiento en la ciencia occidental y de las formas de adopción-adaptación del conocimiento social en los observadores.

Esta es la crisis de los paradigmas que dentro del Pensamiento Complejo, de Edgar Morin, son analizados a lo largo y ancho de toda la Historia de la Filosofía y de la Ciencia.

El sujeto necesita objetividad para evitar los errores de la acción. La computación objetiva vendría siendo el correlato del ethos subjetivo. El sujeto necesita del objeto, lo crea y para que el sujeto sea nutrido de objetividad, es el cómputo individual el que por sí mismo crea la disyunción ontológica y la interacción complementaria sujeto/objeto. El objeto nace al mismo tiempo que el sujeto que lo constituye. En este sentido, el sujeto produce al objeto. Pero como el sujeto necesita objeto, objetividad y objetivos, como necesita conocer objetivamente lo que trata, organiza y manipula, comenzando por los constituyentes de su propio organismo, se puede decir que el objeto produce también al sujeto.

De ahí que la idea de un sujeto que sea capaz de conocer a partir de un esfuerzo lógico-epistemológico, de objetivarse frente a lo real sin reducir su conocimiento a opciones teóricas o valóricas, sea una idea que supone complejizar la relación de conocimiento, incorporando las mediaciones desde las cuales se construye la objetivación.

La traducción de lo real mediada por un observador en símbolos/signos, lenguajes y discursos constituye la realidad. Como dicen Morin, finalmente nuestra única realidad inmediata es nuestra representación de la realidad, y nuestra única realidad concebible es nuestra concepción de la realidad. Los procesos de aprehensión, comprensión y descripción están sujetados al orden simbólico, a la cadena de representaciones (1), sujeciones y órdenes que varían de acuerdo con las sociedades históricas, a las culturas, a sus sistemas de modelización primarios, a los grupos sociales y hasta a los individuos, dado que cada percepción individual depende de su vivencia marcada. El orden simbólico, que se configura dentro de órdenes socio-históricos y noéticos definidos, constituye el mundo de las representaciones, las nociones y los conceptos, los cuales poseen su propia diversidad en niveles de los que emerge el lugar y la relación sujeto-objeto, el aquí y el ahora del conocimiento.

Lo anterior nos permite entender cómo se representa la relativización del Sujeto y el Objeto de acuerdo a los órdenes simbólicos que constituyen diversas maneras de concebir y percibir el mundo. Como dice Morin, el conocimiento humano es la traducción de la percepción del mundo real a partir de los símbolos, de la percepción de los discursos y teorías que los seres humanos en sus conversaciones sobre el mundo y sus estados, infieren y/o conciben como eventos, leyes, fenómenos, sistemas, etc. Procesos que implican computaciones y cogitaciones mediatizadas por las informaciones, representaciones y expectativas que la vida en sus quehaceres conlleva, posibilita y obstaculiza.

Entre estas mediaciones, una que es central es la del lenguaje como universo de significación. Esta es una mediación inevitable que hay que reconocer en tanto que prefigura recortes, horizontes de lo pensable, y también respuestas. El problema radica en que la realidad de un fenómeno puede estar exigiendo muchos significantes y no sólo aquél que designa de manera unívoca a cierta realidad.

La noción de sujeto, según la definición multidimensional que he dado (a la vez organizacional, lógica, ontológica, existencial), puede y debe ser generalizada en todos los niveles de individualidad que se han constituido en el universo viviente, es decir, en el segundo grado de los seres policelulares (y particularmente en los individuos del segundo tipo del reino animal) y en el tercer grado de las sociedades de insectos y las sociedades humanas. El sujeto emerge de la auto-(geno-feno-ego)-eco-re-organización, no como epifenómeno tardío, sino como foco lógico, organizacional, computante, práxico, etológico existencial del ser fenoménico o individuo (Morin 1983:320).

La entrada del sujeto en las ciencias sociales contemporáneas requiere entenderlo como parte del mundo, verlo en su historia y sus transformaciones culturales, comprehenderlo, comprenderlo y describirlo como "unitas múltiples" que es a la vez físico, biológico, social, lingüístico, psíquico, cultural, etc., capaz de realizar dos actividades procesuales que le permiten las relaciones y actuaciones consigo mismo y con el entorno: computación y cogitación.

Epistemología + psicología. Retos y complejidades

La epistemología o filosofía de la ciencia, es la rama de la filosofía que estudia la investigación científica y su producto: el conocimiento científico. La epistemología es por sí un área imprescindible en el saber, tanto conceptual como profesional; de ahí la importancia de averiguar qué es y para qué sirve o podría servir.
Hace apenas medio siglo la epistemología era sólo un capítulo de la teoría del conocimiento o gnoseología; presentándose solo problemas tales como la naturaleza del conocimiento científico, en contraposición al vulgar, la clasificación de la ciencia, y el problema de la inducción a partir de la observación, siendo esto lo que se puede llamar el periodo clásico de la epistemología. Hasta ese momento no se habían detectado problemas tales como los semánticos, los ontológicos, axiológicos, éticos y de otro tipo que se presentan en el curso de una investigación científica.
Según bibliografía consultada acerca de esta temática, vista desde la psicología, la epistemología puede entenderse en dos sentidos: a) como una reflexión sobre el conocimiento que adquiere el psicólogo sobre un objeto, y b) como una reflexión sobre el conocimiento que adquiere el psicólogo sobre un sujeto capaz de representarse los objetos. En el primer sentido la epistemología se limita a describir hechos, mientras que en el segundo da un paso más: busca interpretarlos. La epistemología debe centrarse en el estudio de los métodos que usa la psicología, y en la forma en la cual intenta explicar las conductas.
Es importante destacar que la inclusión de la epistemología en su interrelación con la psicología es un elemento constatable a partir de la elaboración de los distintos diseños curriculares tanto en pregrado como en postgrado (inclúyase doctorados y maestrías). Referimos esto por el hecho de que priman los análisis de los tipos anteriormente mencionados, lo que podría significar un vacío importante en cuanto a investigaciones significativas en esta área a pesar de que se le concede significación a la misma.

Surgimiento de la ciencia psicológica. Retos de la complejidad.

La Psicología nació en la remota Antigüedad y durante mucho tiempo se desarrolló en el seno de la Filosofía. A mediados del siglo XIX, la psicología se separa como esfera independiente en virtud de que se introduce en ella la experimentación. Pero en la actualidad la delimitación del objeto de estudio de cada una de ellas ha permitido un mayor y más riguroso control en las investigaciones y en los campos a trabajar. Esta cuestión no puede verse como la negación de una ciencia con los resultados obtenidos por otra sino que es necesaria, hoy más que nunca la interdisciplinariedad.
La psicología como ciencia que estudia la subjetividad del hombre se encuentra unida a muchas ramas del saber humano. Cuestión esta que se refleja en las principales aristas investigativas actuales que no ven a la psicología desligada de otras ciencias, teniendo puntos de contacto que permiten completar la visión de los problemas abordados. Tal es el caso de la pedagogía, la biología, la sociología, la filosofía, las neurociencias, e incluso la computación; permitiéndonos constatar la importancia y necesidad de la integración del conocimiento. Esta integración es posible a través del reconocimiento de la complejidad de las sociedades y el mundo en general. La misma solo existe cuando son inseparables los elementos diferentes que constituyen un todo, (como el económico, el político, el sociológico, el psicológico, el afectivo, el mitológico) y que existe un tejido interdependiente e interactivo entre el objeto del conocimiento y su contexto, las partes y el todo, el todo y las partes; por esto, la complejidad es la unión entre la unidad y la multiplicidad. En síntesis la complejidad nos lleva a la comprensión de los diferentes puntos de vista, a superar las visiones unilaterales, unidimensionales y convergentes.
Los desarrollos propios a nuestra era planetaria, nos enfrentan cada vez más, y de manera cada vez más ineluctable a los desafíos de la complejidad y aunque se ha venido haciendo énfasis sobre esta problemática “todavía estamos ciegos ante el problema de la complejidad (...) Solo el pensamiento complejo nos permitirá civilizar nuestro conocimiento” 1
De manera específica en la ciencia psicológica lo transdiciplinar puede verse expresado en la concepción, comprensión y abordaje del sujeto psicológico real, que se perpetúa día a día en la interrelación sujeto-sociedad. En este sentido el sujeto (individual y social) es un importante momento de integración de las distintas ciencias sociales, permitiendo un espacio metodológico común, en tanto en él confluyen lo psicológico y otras dimensiones sociales del individuo en su existencia social. Esto evidencia el valor epistemológico de la categoría sujeto para el conocimiento de la sociedad.
“En la explicación del sujeto psicológico real, la psicología necesita de la integración interdisciplinaria, pues solo en ella podría comprender el sentido de las manifestaciones sociales del sujeto que, apoyadas y configuradas en la personalidad, solo pueden ser aprehendidas en el estudio de su historia social ” 2

La psicología como ciencia, problema epistemológico

Uno de los problemas epistemológicos que aún se refleja en las reflexiones de los investigadores se refiere a la consideración de la psicología como ciencia. La concepción de las ciencias se ha visto identificada con el paradigma positivista. En el que se la considera como una construcción teórica cuyo fin es conceptualizar lo empírico.
Partiendo de las concepciones desarrolladas por Fernando González Rey sobre este tema consideramos, en contraposición con el paradigma positivista, que la teoría es una elaboración que le atribuye sentido a lo empírico, trascendiendo el plano de los hechos y penetrando en el de sus relaciones. En la concepción positivista se privilegia el método como elemento que garantiza captar la realidad de manera pura, excluyendo toda participación de la subjetividad del investigador como sujeto del conocimiento. Este elemento si bien podía ser incorporado en el modelo de las ciencias puras o naturales, no es pertinente extenderlo a las ciencias del hombre sobre todo porque las mismas tienen un carácter histórico, ya que la acción intelectual del científico como sujeto del conocimiento expresa la época en que vive y su posición ante el mundo por lo que se construye sobre estos elementos cosmovisivos.
“Representarse la ciencia como algo puro, es negar su carácter de proceso objetivo que, en calidad de tal, se regula por la interacción activa del hombre, portador de su condición histórica, con un objeto igualmente histórico y cambiante, integrado de forma simultánea en múltiples sistemas de relaciones de la realidad. La condición histórica del sujeto cognoscente no es una limitante para el conocimiento, sino una condición de este. ” 3
Lo anteriormente expuesto se enlaza con la cuestión de la objetividad del conocimiento científico. En contraste con la posición positivista que define la objetividad por la capacidad del método científico para descubrir la realidad de forma pura: “La objetividad se apoya en mi capacidad como sujeto cognoscente, desde una forma de organización, que es la ciencia, para que los resultados reportados por los instrumentos puedan encontrar una representación conceptual que tenga valor explicativo sobre el comportamiento del objeto”5
Una cuestión que distingue a las ciencia sociales es que no puede escapar a la intencionalidad como característica distintiva del hombre y de la sociedad. El objeto de las mismas es a la vez un sujeto productor de leyes, es decir, las regularidades sociales e individuales operan a través de un sujeto activo cuya acción modifica de forma intencional o no dichas leyes. Estas ciencias por tanto deben tener una permanente interpretación y tener en cuenta la necesidad de la interrelación de lo objetivo y lo subjetivo como cuestión que garantice progresivamente la objetividad del conocimiento científico.
“En las ciencias sociales y la psicología, el momento objetivo del conocimiento está indisolublemente relacionado con el subjetivo, pues no existen recursos metodológicos reales para lograr los niveles relativos de separación que ambos momentos han tenido en las ciencias naturales. Por el tipo de conocimientos, los aspectos ideológicos, cosmovisivos y filosóficos, forman parte necesaria de la construcción de lo particular.” 4El avance en el conocimiento del objeto de la psicología implica en cualesquiera de sus niveles, de manera explícita o implícita elementos cosmovisivos, ideológicos, filosóficos como elementos conceptuales del sujeto cognoscente. Según Fernando González Rey la psicología buscó la precisión en los métodos simplificando la complejidad de su objeto, desglozándolo en categorías que permitieron su descripción y cuantificación. Esta tendencia ha traído consigo una acumulación de datos provenientes de la investigación y de resultados contradictorios, lo que se relaciona con un insuficiente desarrollo de lo explicativo quedando espacios aún no conceptualizados

Formación de la teoría psicológica

Existen factores que han atentado en la psicología contra la elaboración del aparato metodológico. Entre estos podemos mencionar la imposibilidad de demostrar la superioridad epistemológica de un modelo sobre el otro, al encontrarse todos avalados en la práctica profesional; la inexistencia de un marco teórico de referencia común que permita organizar el conocimiento adquirido en la investigación científica y la diversidad de exigencias metodológicas dentro de la misma ciencia.
Otras de las cuestiones relativas al conocimiento psicológico de validez desde el punto de vista epistemológico es la relación entre lo empírico y lo teórico .
Nuestra concepción se opone al punto de vista positivista que privilegia lo empírico como momento y espacio de la verdad científica cuya máxima expresión es el dato, mientras que lo teórico solo lo conceptualiza y organiza, por lo que en este nivel no se construyen conocimientos. Consideramos que el dato solo tiene sentido dentro de un marco teórico y que lo teórico y lo empírico son dos momentos del conocimiento humano indisolublemente ligados que tienen como base la teoría general en que se inscriben.
No obstante privilegiamos el momento de la construcción teórica que posibilita construir y explicar el objeto, trascendiendo el instante descriptivo que aunque necesario no agota el sentido de la ciencia.
En la psicología para afirmar el carácter científico de lo teórico sobre lo empírico se ha abogado por la capacidad de predicción. Sin embargo la cientificidad de la teoría no está dada por su capacidad de predecir conductas puntuales para el universo de individuos; pues la determinación de su ocurrencia no tiene lugar en este nivel.
El momento inicial en la formación de una teoría psicológica general debe partir de la necesaria construcción de una teoría de la personalidad que facilite su desarrollo. Esta categoría psicológica ha sido devaluada en sus potencialidades epistemológicas por dos factores: estar estrechamente vinculada con escuelas tradicionales de la psicología que a pesar de tener una práctica clínica, carecían de un marco metodológico sólido orientado a la investigación y por la presencia de sistemas teóricos cerrados.
Se plantea la pertinencia de desarrollar una metodología de efectividad en el comportamiento del objeto partiendo de una teoría que así lo permita.
Dicha metodología permitiría captar la vida psicológica en su integridad. Partiendo de este propósito la personalidad, como objeto de estudio de la psicología, no se puede ver de manera estática o rígida, sino que es necesario tener una representación dinámica que nos permita comprenderla en su totalidad. Refiriéndonos a dicha categoría desde su carácter dinámico, urge encontrar una definición precisa en el planteamiento metodológico para su estudio.
En este sentido la relación entre lo teórico y lo metodológico es necesario abordarla desde la integración configuracional en el comportamiento del sujeto, considerándola como la alternativa metodológica para el estudio de la personalidad. Esto significa que los elementos psicológicos no tiene un valor por sí solos, sino en su integración en configuraciones de la personalidad.
Relacionado con lo anterior, privilegiamos entonces el estatus epistemológico de lo individual en la especificidad de su condición, para el estudio de la personalidad, asumiéndolo en su complejidad y contradicciones y sin concluirlo por ser portador de particularidades que solo adquieren sentido en sus marcos y que podrían adquirir significación ulterior para la teoría. Esto exige una construcción única por parte del investigador.
La interpretación es, por tanto, un recurso metodológico esencial que permite conocer la configuración irrepetible de la personalidad en un caso concreto, como organización específica que no se agota en un caso individual.
Se requiere además para el estudio psicológico una pluralidad de técnicas que impliquen de diferentes maneras al sujeto de forma tal que este se exprese tanto en lo afectivo como en lo cognitivo. Esta cuestión nos ubica en un problema metodológico específico de la ciencia psicológica por el doble carácter del investigador en relación al objeto que estudia.
“Primero, no hay instrumento para estudiar al hombre como personalidad, que funcione fuera de un sistema de comunicación y, (....) el material relevante que el instrumento nos brinda, lo sintetiza el hombre a través de su interpretación.
Segundo, el investigador es sujeto del proceso del conocimiento, pero simultáneamente es objeto, pues su propia naturaleza es su objeto de estudio. ”6
Se plantea la necesidad teórica, metodológica y práctica de un enfoque personalizado que se centre en la persona y trate de descubrir cómo la personalidad se implica en todos los procesos en los que el individuo participa. En el mismo se debe analizar lo social desde el sentido que adquiere para el desarrollo individual, y no desde una comprensión estática, noción que contribuye a la cosificación de lo social.
Hasta aquí hemos hecho referencia a algunos problemas epistemológicos de la ciencia psicológica que poseen actualidad e importancia para el desarrollo de esta ciencia. Esto nos ofrece una visión, aunque no acabada, de aquellas cuestiones que científicos y profesionales de la psicología tienen en su punto de mira.
Del Positivismo Disciplinario y el Racionalismo Crítico a la Epistemología Dialéctica Crítica con base en La Totalidad, como Método Alternativo de Investigación Científica
Carlos E. Massé Narváez. Investigador de El Colegio Mexiquense, A. C. Profesor de la UAEM.
Resumen
Con base en las limitaciones del método positivista en general en cuanto a su error histórico de separar el sujeto del objeto; pasando a exponer la inmanencia logicista del racionalismo crítico de Popper, se pasa a esbozar los lineamientos de una propuesta alternativa para la investigación científica social.

Problemas de Origen y de Actualidad del Paradigma Disciplinario y del Empirismo

Hasta hace unos veinte años, a casi nadie se le ocurría en nuestras universidades -salvo a los filósofos, sociólogos y politólogos-, de corrientes más bien escépticas o críticas, que la división del conocimiento, que surge con la primera división social del trabajo, hace nacer al conocimiento fragmentado. No es casual que los caminos definitorios del estatuto científico de los campos disciplinarios de lo social, están preñados de rivalidades, posturas epistemológicas y escuelas de pensamiento disímil, dada la variedad y amplitud de los problemas de la realidad social.
En mi opinión, no sólo las causas anteriormente mencionadas obstaculizan un método incluso interdisciplinario. Pensemos simplemente en que las varias disciplinas poseen sus propios cuerpos conceptuales y, o teóricos-cuando los hay-; también hay que considerar que, los estudiosos de las diversas disciplinas detentan- no siempre con mucha conciencia de ello-, epistemes, o fundamentos de conocimiento no precisamente claros. Pero esto tiene algunas causas histórico sociales.
Desde la comunidad primitiva hasta el tránsito del feudalismo al capitalismo el conocimiento tuvo un carácter totalizador-nos dice Covarrubias (1995, a), 55, 56) con base en El Capital de Marx. A partir del surgimiento de ésta formación social, que implicó la división técnica, social y territorial del trabajo, alcanzando a la producción científica; las ciencias fueron primeramente divididas en fácticas y formales; después, las ciencias fácticas en físico - naturales y sociales; luego éstas en disciplinas especializadas y hoy en día vivimos fraccionamientos mayores aún, como por ejemplo, las múltiples disciplinas en que han dividido a la Biología y a la Sociología, por citar dos ejemplos nada más.
Se ha manejado que la especialización científica permite la profundización en el conocimiento de pequeñas regiones de la realidad. El argumento se apoya en un criterio de productividad cognitiva; pero el autor antes citado nos regala otras opiniones diferentes a las más conocidas. Señala que por ejemplo, Farrington (1979) estudioso de la filosofía clásica, de la ciencia y de la política en el mundo antiguo, reprocha a Darwin su escasa cultura general y su ignorancia de la filosofía de la ciencia, lo cual le impidió percibir con precisión su deuda científica y los alcances y limitaciones de sus descubrimientos. Mendel, inspirado en El origen de las especies por selección natural de Darwin (1983) y contemporáneo suyo, descubrió las leyes básicas de la genética, desconocidas por Darwin. Faustino Cordón, prologuista del libro de Darwin y biólogo defensor del darwinismo y de la ciencia amplia, muestra cómo el conocimiento fragmentario impide el entendimiento profundo de lo que se estudia. De lo anterior podemos desprender: 1) que el conocimiento disciplinario amplio permite la apropiación científica profunda de objetos específicos de estudio y, 2) que el encerrarse en un conocimiento disciplinario limita la apropiación científica y empobrece la existencia misma del científico (Ibidem., pp. 56).
En un texto escrito por científicos físico - naturales, compilada por Levy-Leblond (1980), y denominada (Auto)crítica de la ciencia, físicos, químicos, biólogos y matemáticos, señalan cómo en sus ámbitos investigativos se ha llegado a una enorme enajenación causada por la fragmentación cognitiva, resultante de la división técnica del trabajo de investigación. A las ciencias sociales se les dividió en Antropología, Economía, Ciencia Política, Administración, Psicología, Sociología, Pedagogía, Lingüística, Historia, Estética, Ética, Jurisprudencia, etcétera, ahora los economistas se especializan en finanzas, comercio internacional, política económica, etcétera. Pero por ejemplo, el sociólogo de la educación poco o nada sabe de sociología política; y, poco o nada saben de filosofía, Arte, Antropología o Ciencia Política y ya no se diga de Física o de Matemáticas (Covarrubias, 1995).
Vinculado a lo anterior el conocimiento enfrenta otro problema grave y generalizado, frecuentemente se convoca a huir de la teoría y a enfrentar problemas concretos, como si los problemas concretos no fuesen el objeto de estudio de la teoría y como si la teoría fuera algo abstracto.
"A diferencia de algunas visiones que caracterizan a la teoría de las siguientes formas: Como referida al deber ser de los objetos, o al de los sujetos; o la que la identifica con sistemas filosóficos abstractos y que hipotéticamente asume que, los discursos racionales explicativos concretos no son teóricos; aquí se asume que, la teoría no es más que el producto de un modo específico de apropiarse de lo real: el modo teórico" (Covarrubias, 1998, 145).
A causa de la compartimentalización - fragmentalización del conocimiento, en ocasiones encontramos un fuerte escepticismo contra la utilidad de la teoría, pero:
"...Los constructos teóricos sirven de base para generar múltiples satisfactores de necesidades de todo tipo, generan múltiples prácticas empíricas y artísticas, resuelven "misterios" religiosos y explican los productos y las prácticas de los demás modos de apropiación. Por cierto que, la teoría, es la única capaz de comprender y explicar las condiciones en las que se dan los procesos de construcción de conocimiento en los otros modos de apropiación" (Covarrubias, 1995, a), 147)
Lo que está en cuestión, es ¿cómo se constituye la conciencia científica y por qué predomina la concepción fraccionaria de la realidad entre los científicos y entre quienes no lo son, si ambos son constituidos por la sociedad? Es decir, por la multiplicidad de referentes que se incorporan a la conciencia individual. De esta multiplicidad, los pertenecientes a un determinado modo de apropiación predominan en una conciencia.
"El sacerdote posee referentes artísticos, teóricos y empíricos pero éstos están subordinados a la religión; Einstein sentía hambre y sabía comer, creía en Dios y gozaba del arte, pero su conciencia estaba dominada por la teoría. Dicho de otra manera, aunque existe una alternancia de referentes en un mismo individuo, en cuanto al modo de apropiarse de la realidad, las prácticas están signadas por los demás referentes y en especial por los que dominan la forma constituida de la conciencia. Así por ejemplo, el sociólogo construye objetos de conocimiento sociales; el economista dice que los construye económicos, el físico los construye con base en experimentos; y ambos aún pueden teorizar sobre su relación de conocimiento con la realidad, al igual que los sociólogos y los politólogos." (Covarrubias, 1995, a), 58)
Pero más dañino aún que todo este problema de la fragmentación del conocimiento por campos disciplinarios, es que la influencia de la base de dichos campos arrastra tras de sí hasta nuestros días todas las limitaciones del empirismo implícito en el positivismo como paradigma predominante en la historia de las ciencias.
Desde la época de Hegel y aún mucho antes, se criticaba al individuo del llamado "sano sentido común", el cual posee una actitud que toma las cosas como se supone que son. Actitud que se traduce por un desprecio del pensamiento y en la adoración de los llamados hechos. Rechaza lo no "exacto", que aspire a ser materialmente verdadero. Desde esta óptica, se tiende a ver en las contradicciones, por lo regular, errores que, con alguna buena voluntad y, en adición, revolviendo todas las cosas, bien se podrían eliminar.
"La necesidad de tranquilizar la conciencia le hace darse aires de una especial cientificidad, hace que quienes así se sitúen ante los problemas los enfoquen con perspectivas de "rana" asignándole a esta forma de ver, el mote de <>. Esta actitud hace estragos, principalmente, en países como Austria, Polonia, recientemente también en los Estados Unidos, es decir, en países sin tradición filosófica propia; sus orígenes, en algún tiempo un poco más sólidos, hay que buscarlos en Inglaterra, sobre todo en la insignificante personalidad de Hume." (Bloch, 1985, 104)
Esa espontánea humildad del agnosticismo, es decir, la de que nos está vedado el conocimiento de las cosas realmente importantes pueden aprehender de estos autores, qué potencia tan vigorosa es el concepto y que fuerza universal encierra la razón.
"En esa verdad, entonces -dice Bloch-, el mismo mundo se convierte en su opuesto, es decir, en una pluralidad infinita de "datos" particulares. La reducción de todas las relaciones objetivas a disposición guiadas más o menos por la economía del pensamiento, este desprecio del entendimiento y envidia rastrera disuelven en un caos agnóstico la cohesión de las cosas. Así que a la aparente exactitud del positivismo le corresponde el correlato de un no-mundo cuya única calidad objetual es el delirio pluralista." (Bloch, 1985, 106)
Parafraseando a Bloch (1985) -quien piensa dialécticamente-sabe, y es para él algo evidente, que el pensamiento tiene que arrancar de hechos, pero no se detiene en ellos por simples contenidos sensibles; tampoco para sumarlos interminablemente, incapaz de descubrir en ellos las vinculaciones efectivas, actuantes; conexiones que no son precisamente hechos, ni son tampoco una descripción de ellos, sino un producto de aquella función del pensar que llamamos conocimiento de los hechos.
"(....La "certeza sensible" hegeliana es ya ab obo una universalidad plena de lógica, y el concepto aparece también como algo intuitivamente concreto. El concepto hegeliano se distingue de la teoría de la abstracción precisamente en que pretende ser la "unidad de lo universal y lo particular". Ahí primeramente esta, según Hegel, la totalidad: entre la verdadera extensión de un concepto y su verdadero contenido no hay en absoluto relación inversa, sino proporción directa. En el juicio concreto se combinan, por tanto, el concepto y la intuición, lo universal y lo individual. <>." (Bloch, 1985, 106, 107)
Otra limitante de origen del empirismo es su concepción estática de la realidad y de los hechos en esa realidad así concebida. Para el pensar dialéctico, que piensa a la realidad como proceso en donde tienen concreción un número infinito de procesos, no se puede concebir a los hechos como dados simplemente, sino como "ocurriendo", como dándose. La empiria está en movimiento, y el pensamiento tiene la función de aprehenderlos, no sólo para explicarlos, sino para incidir en dichos procesos. El pensar dialéctico no termina en Hegel, re-comienza en Marx. Una realidad concebida como susceptible de transformación tiene por fuerza que estar en movimiento; y el estudio que de ella hagamos está obligadamente centrado en el presente, en lo actual social.
El presente como aquí lo concebimos, es un proceso dinámico que no cesa, donde fluye un haz de acontecimientos que determinan diversas especificidades. No nos dejemos engañar por la apariencia de la quietud del presente o por la errónea idea de que sobre él nada podemos. Es verdad que el presente se aparece como un haz de acontecimientos aislados sin una supuesta relación de necesidad existencial; pero el presente es contingente y sólo mediante un pensamiento abierto y crítico, es decir científico, se pueden desentrañar las relaciones necesarias entre ese mar convulso de acontecimientos.
La respuesta a esta representación del movimiento está en encontrar la relación entre lo que está dado y lo que está dándose (proceso). En dicha relación entre los momentos de la realidad, se encuentra la potencialidad que orienta la dirección de un campo de acción entre actores, pero esta no es manifiesta: Sin embargo, es un contenido emergente. Lo que Hegel llamaría "el lugar de las transformaciones cualitativas". Lo que para Bloch sería "lo novum".
Esta dimensión está fuera de los alcances del paradigma disciplinario y del empirismo, toda vez que, "topos" (el lugar) es el objetivo empírico. Pensar la realidad como un topos, como un dato objetivo o con una perspectiva objetivista; diagnosticarlo y pronosticarlo a partir de la objetividad, es ya, estructuralmente, quedarse enraizado y sin avanzar, en el mismo lugar.
Para demostrar que este problema y otros más se extienden hasta nuestros días, he aquí la opinión de un epistemólogo contemporáneo:
"Vivimos bajo el imperio de los principios de disyunción, reducción y abstracción, cuyo conjunto constituye lo que llamo el <>. Descartes formuló ese paradigma maestro de Occidente, desarticulando al sujeto pensante (ego cogitans) y a la cosa extensa (res extensa), es decir, filosofía y ciencia, y postulando como principio de verdad a las ideas <>, es decir, al pensamiento disyuntor mismo. Este paradigma, que controla la aventura del pensamiento occidental desde el siglo XVII, ha permitido, sin duda, los enormes progresos del conocimiento científico y de la reflexión filosófica; sus consecuencias nocivas ulteriores no se comienzan a revelar hasta el siglo XX." (Morín, 1997; 29, 30)
Morín también señala, que la única solución que Occidente encontró para remediar la disyunción fue, a través de reducir lo complejo a lo simple. Dicho conocimiento fundó su rigor y operacionalidad en la base de la medida y el cálculo. Sin embargo, la matematización y la formalización han desintegrado, más y más a los seres por considerar realidades sólo a las fórmulas. Para colmo de males, el pensamiento simplificante es incapaz de concebir la conjunción de lo uno y lo múltiple (unitas multiplex). O une en abstracto lo diverso o, a la inversa, yuxtapone lo diverso sin concebir la unidad.
"La metodología dominante produce oscurantismo porque no hay más asociación entre los elementos disjuntos del saber, y por lo tanto, tampoco posibilidad de engranarlos y de reflexionar sobre ellos" (Morín, 1997, 31).
Occidente funda a partir del siglo XVII a la física y a la metafísica al mismo tiempo que las opone irreductiblemente:
"En efecto, la ciencia occidental se fundó sobre la eliminación positivista del sujeto a partir de la idea de que los objetos, al existir independientemente del sujeto, podían ser observados y explicados en tanto tales. La idea de universo de hechos objetivos, liberados de todo juicio de valor, de toda deformación subjetiva, gracias al método experimental y a los procedimientos de verificación, (...) Dentro de ese marco de referencia, el sujeto es, o bien el <>, es decir, la perturbación, la deformación, el error, que hace falta eliminar a fin de lograr el conocimiento objetivo, o bien el espejo, simple reflejo del universo objetivo." (Morín, 1997, 65)
Pero la idea de universo puramente objetivo se priva no solamente del sujeto sino también del ambiente; por otra parte, la idea de sujeto, ya bien obstaculizado a nivel empírico, por hipertrofiado a nivel trascendental, está a su vez despojado de un ambiente.
Hasta aquí estamos de acuerdo con los planteamientos hechos por el autor, sin embargo, cuando argumenta en contra de un argumento de totalidad que supone un "cajón de sastre" en donde se incluía demasiado, "sin importar qué ni cómo: más se volvía vacía", no podemos menos que señalar que el conocimiento que tiene Morín del concepto al interior del desarrollo de la perspectiva dialéctica crítica, es demasiado reducido y reductivo. Más adelante veremos por qué.

La Cuestión Interdisciplinaria

Hago la aclaración de que en este apartado sólo me refiero a los esfuerzos iniciales que partiendo con Piaget no lograron madurar en toda su expresión estos intentos por los problemas a que me referiré; pues actualmente se están desarrollando esfuerzos desde los "caólogos" y, aunque no se han desarrollado tampoco, hasta la fecha, si se han logrado avances interesantes, de los cuales intentaré dar cuenta críticamente en futuras colaboraciones.
Adicionalmente al macro problema estructural del conocimiento occidental que acabamos de esbozar, pensemos en la dificultad que implicaría unir diferentes corpus teórico - epistemológicos para implementar una relación de conocimiento interdisciplinaria; si por ésta se entiende a priori, un conjunto de disciplinas que después de haber desglosado sus fundamentos de conocimiento, intentaran la forma en que dichas disciplinas articularían, vía consenso, dichos supuestos (lo que incluiría sus tradiciones ideológicas implícitas y, o explícitas). Para aclarar un poco este peliagudo asunto, exponemos brevemente algunos esbozos de éstos intentos.
La tendencia hacia la labor interdisciplinaria no es reciente, ha sido impulsada principalmente por algunos grupos de trabajo, cuya finalidad es encontrar las bases metodológicas de tal labor. Hay varios ejemplos. Uno de ellos es el conjunto de trabajos que bajo la dirección de Jean Piaget se conocen como Tratado de lógica y conocimiento científico, así como los libros auspiciados por la UNESCO, Cuyo primer volumen se titula Tendencias de la investigación en ciencias sociales y los cuatro que le continúan, que aparecieron como Corrientes de la investigación en ciencias sociales (Gutiérrez, 1988, 511). En éstos trabajos se puede identificar a la metodología como crisol del trabajo interdisciplinario.
Según Piaget, actualmente la epistemología forma cada vez más un campo de investigaciones a la vez científicas y autónomas, que vendrían a constituir una disciplina separada, reconocida y propiamente etiquetada si no fuera, debido a su realidad intrínseca, principalmente interdisciplinaria. (Piaget, 1970, 9)
"Todas las disciplinas sociales y humanas se ocupan más o menos directamente, en sus aspectos diacrónicos, del desarrollo de los conocimientos. La historia económica de las sociedades humanas no podría ser completa sin una historia de las técnicas, y ésta es fundamental desde el punto de vista de la formación de la ciencia...En cuanto a las dos ramas más importantes del punto de vista de la formación de los instrumentos cognoscitivos, la sociología del conocimiento y la psicología genética, puede decirse que se prestan servicios complementarios...la epistemología genética es, por una parte, una nueva rama nacida de la hibridación de la epistemología (en particular de sus métodos 'histórico-críticos') y de la epistemología genética, que es útil a las dos a la vez...La situación de estas dos nuevas ramas de naturaleza fundamentalmente interdisciplinaria confirma... las situaciones en que el poner en relación un dominio 'superior' (en tanto que más complejo) y otro 'inferior' no supone una reducción del primero al segundo, ni un refuerzo de la heterogeneidad del primero, sino una asimilación recíproca tal que el segundo explica al primero, pero enriqueciéndose con propiedades no percibidas hasta entonces y que aseguraran la unión buscada...Pero, independientemente de las divergencias en cuanto a formación universitaria, que constituyen sin duda el principal obstáculo que hay que superar, las técnicas lógico-matemáticas comunes, cuyo empleo tiende a generalizarse, constituyen a la vez el mejor índice de la confluencia que se impone y el mejor instrumento de unión." (Piaget, Jean. Investigación interdisciplinaria y mecanismos Op. Cit., pp. 280 y 282). (Citado en Gutiérrez, Op. Cit., pp. 518 - 522).
Otro trabajo muy importante lo constituye Ensayos en interciencia de GuillerminaYankelevich y Ada Méndez (1986), donde se exponen una variedad de trabajos con un mismo fin:
"En todas las contribuciones subyace un propósito común: el de explorar las potencialidades que ofrece una visión intercientífica en las investigaciones (...) Aquí se intenta mostrar, cómo en un grupo de investigación se genera y madura una idea. La vaga idea, en principio, de que una concepción unificada acerca del hombre y de su sociedad solamente podría adquirirse a través de un pensamiento y una investigación 'intercientífica' socionatural.
La posición epistemológica implícita en esta postulación difiere de la contenida en los estudios interdisciplinarios; en éstos, el término lo estipula, convergen...un conjunto de áreas de conocimiento que pertenecen al mismo universo científico ya sea ciencia natural o ciencia social (1).
Lo que podría denominarse propiamente 'interciencia' está aún por constituirse. Ambos conjuntos de áreas, las sociales y las naturales, Han interaccionado habitualmente al nivel de la exploración de aquellos parámetros que pudieran afectar la dinámica de los fenómenos, de un ámbito, en el otro." (Yankelevich y Méndez, 1986, 5)
Los límites a los territorios entre las varias disciplinas que constituyen las ciencias naturales han empezado a resquebrajarse; "su objeto de estudio" ya no es claramente distinguible entre cada una de ellas; lo vivo y lo no vivo no son ya mundos binariamente separables; ahora es posible intercambiar "metodología de investigación" y un buen cúmulo de principios teóricos que son válidos para los varios temas. De nuevo, se detecta un desvanecimiento de los límites entre los campos de conocimiento, pero esta vez a un nivel intercientífico, entre las clásicamente denominadas ciencias naturales y ciencias sociales. La sociedad y el individuo, son sin lugar a dudas un 'objeto de estudio' compartido.
"¿Qué relación guardan entonces, los principios teóricos de organización que para los mismos fenómenos han generado las ciencias naturales y las sociales? Se precisa una vasta investigación intercientífica con objeto de confrontar aspectos metodológicos y teóricos para avanzar hacia una propuesta." (Yankelevich y Méndez, 1986, 12)
Traer aquí un esbozo de los avances de estos interesantes intentos tiene sentido para este trabajo, principalmente, y-mientras los avances de esta interesante propuesta se van logrando-, difundir la respuesta que la dialéctica crítica ha dado, en torno a esta crisis (no nueva, sino recién descubierta por algunos) de la fragmentación del conocimiento por disciplinas científicas. Por lo que parecen ya haber elementos suficientes para entrar en el terreno de la 'dialéctica crítica'como propuesta paradigmática epistemológica, más allá de los avances mismos de la perspectiva 'interdisciplinaria' y de los de la perspectiva de la 'interciencia'; es decir, en el plano de la perspectiva transdisciplinaria.

Diferencias Cualitativas entre el Racionalismo Crítico y la Dialéctica Crítica

3.1) El Conocimiento como Función de un Concepto de Ciencia
Karl R. Popper señalaba desde los años 30, que no existe ni puede existir un verdadero espíritu crítico en la ciencia por medio de la inducción y por medio de una o dos hipótesis sujetas a comprobación. Este paradigma se entrampa en el hecho de que con él, el investigador sólo busca y recoge aquélla información que le permitirá probar sus hipótesis, pudiendo dejar fuera hechos de la experiencia que pudiesen derrumbar su planteamiento. Para este autor, el verdadero espíritu crítico radica en buscar elementos de la experiencia con los que se pueda falsear y no probar subjetivamente las hipótesis. Así, mientras más pruebas soporte una teoría, se asegura que con ello, se está más cerca de la verdad "científica".
Pero este planteamiento no escaparía a una crítica que le preguntaría ¿cómo asegurar que quien busca dichos hechos, actúe honestamente?
Por su parte, la perspectiva Dialéctica Crítica no discute sobre el problema de "la prueba" (verificadora o falseadora), porque no se ciñe a esta visión de la ciencia cuyos fines son la explicación y predicción de fenómenos "dados"; su concepto de ciencia aspira a ir más allá, pretende que el conocimiento sirva para potenciar la realidad.
Para el Racionalismo Crítico sólo son conocimientos científicos aquellos planteamientos que pasan la prueba del "ensayo y error". Esta demarcación cumple la función del parámetro para evaluar la capacidad científica de las teorías. A este criterio se añaden otros como la acumulación de conocimiento y el progreso de la ciencia, con el fin de explicar la realidad.
A diferencia de este planteamiento lógico inmanente, la Dialéctica Crítica pone mayor énfasis en el objeto de estudio: la realidad objetiva; critica el trabajo de la filosofía clásica -al fundar la perspectiva del materialismo histórico dialéctico y considerar a éste como conocimiento científico-, inaugurando la historia como elemento fundamental del análisis y orientándose a traspasar el velo de la apariencia que cubre la realidad. Estamos en presencia de un conocimiento histórico político, el cual sale de la lógica de las ciencias físicas como lógica de descubrimiento, sin ignorar la fisicalidad del mundo, tiene referentes empíricos cambiantes y no sujetos a regularidades. Por lo tanto, asume que el conocimiento no puede ser comprendido solamente como la verificación de hipótesis, sino como una reconstrucción articulada de la realidad multimensional, apoyada en categorías y conceptos provenientes de las diversas disciplinas pero, sin asumir las explicaciones teóricas de éstas, sino haciendo un uso crítico de ellas para el tratamiento del objeto que nos ocupa (Zemelman, 1987).